¡Hola!
(Buff, qué nervios. Estoy hiperventilando. Me duele la barriga. Madre mía, por qué me meto en estos líos. ¡Dejad de mirarme todos a la vez! Lo siento, es que es mi primera newsletter. Ya se me pasa… A ver, por dónde empiezo…)
Louisa May Alcott (Germantown, 1832 – Boston, 1888). Me apetecía abrir este primer avistamiento con ella. Y si su nombre te deja igual, no te preocupes, seguro que habrás oído, leído o visto algo relacionado con la novela por la que se hizo famosa: Mujercitas.
Para ser sincera, yo no sabía mucho más de ella hasta que me decidí a escribir el párrafo anterior. Fue entonces cuando me di cuenta de que valía la pena darle un poco más de espacio y comentar lo comprometida que estaba con el movimiento abolicionista de la esclavitud y con el sufragio femenino, además de mencionar que escribió gran parte de su obra bajo pseudónimos, para así poder crear historias de seudociencias, suspense y hablar libremente sobre adulterio, incesto y venganza, temas poco apropiados para señoritas de bien.
Louisa fue una tía chulísima en una época en la que no era tan fácil serlo y si algún día no sabes qué hacer, te recomiendo que leas su historia*. Aunque en realidad, el motivo de que hoy me acuerde de ella es mucho más frívolo. Un fin de semana cualquiera de la pandemia de 2020, vi la versión de Mujercitas que dirigió Greta Gerwig. Y estos días, cuando me preguntaba cómo quiero que sea Vista de Pájara, volvió a mi cabeza una frase de la escritora que aparece justo al principio de la peli:
“I’ve had lots of troubles, so I write jolly tales.” “He tenido muchos problemas. Por eso, escribo cuentos alegres.”
Mi vida no ha tenido nada que ver con la de Louisa May Alcott. No me puedo imaginar ni de cerca los “problemas” a los que ella se refiere. Lo que sí sé es qué supone tener unos niveles altísimos de ansiedad, combinados con una personalidad algo neurótica y un autoestima variable. Y mi forma de surfear todo eso siempre ha sido refugiarme en la cultura. En la danza, la música, el cine, los libros y sin duda, en la escritura.
Los “cuentos alegres” son los que me mantienen todavía un poco cuerda. Y si es verdad que los que yo escribo nunca son cien por cien festivos, en ellos siempre encuentro una forma de reírme de cosas que una vez me parecieron fatales. Supongo que para Louisa sería parecido. Para qué querría escribir ella algo que le amargase la vida, cuando la escritura es una herramienta perfecta para hacerlo todo más llevadero.
Y esto es lo que pretendo con Vista de Pájara. Me encantaría que este mail se convierta en tu excusa para remolonear cinco minutos más en la cama o para ralentizar un pelín el ritmo al que engulles la tostada antes de salir de casa para ir a trabajar. Un refugio en el que pase lo que pase y sea como sea tu semana, el viernes te encuentres en tu bandeja de entrada una pequeña razón para sentir alivio.
En este espacio que hoy nace entre nosotrxs, espero poder abordar lo que nos pasa como si fuese un cuento alegre, aunque solo sea durante un ratito. Como diría una persona a la que quiero, “no es mucho, pero es trabajo honesto”.
* Salseos de Louisa May Alcott
Lo de Louisa empezó como una pequeña anécdota y se ha convertido en mi obsesión de la semana. Ahora mismo está en mi top de señoras decimonónicas de las que hay que hablar más, así que allá voy.
Resulta que su padre, Amos Bronson Alcott, era un señor tan progre, tan tan progre, que hoy sería considerado un woke de pies a cabeza. Era trascendentalista o dicho de otra forma, un hippie del siglo XIX. Llegó incluso a fundar Fruitland, una comunidad utópica y autogestionada, que por lo visto funcionaba mejor en su cabeza que en la realidad. O sea, que los Alcott siempre tuvieron cero euros en la cuenta, pero mucho talento que compartir con el mundo. Y para muestra de ello, Louisa.
El salseo mayor es que a Louisa en realidad no le gustaba Mujercitas. Escribió esta novela por encargo, para ganar dinero y poder mantener a su familia. Lo hizo lo más rápido que pudo y para ello, aprendió a escribir con la mano izquierda. Así, cuando se le acalambraba la mano derecha, seguía con la otra. Una jabata, la tía.
Como ya avanzaba al principio, en el fondo ella era una gótica y le gustaba escribir cosas un poco más fuertes. Por eso, gran parte de su obra la escribió bajo pseudónimos. El más conocido es A. M. Barnard, pero por lo visto no era el único: en 2023 salió a la luz que también podría haber publicado como E. H. Gould. Si quieres seguir conociendo detalles sobre ella, te recomiendo que empieces por aquí y sigas por aquí.
Cosas de pájaras 🦜
Me he propuesto traeros en cada nueva carta una pequeña curiosidad, dato, recomendación, anécdota o noticia que esté relacionada de algún modo con pájaros y pájaras.
Hoy empiezo recomendando muy fuerte una historia que puedes disfrutar en pantalla y en papel. Que nadie duerma es una película dirigida por Antonio Méndez Esparza, basada en la novela con el mismo nombre de Juan José Millás. Malena Alterio ha ganado el Goya 2024 a Mejor Actriz Protagonista por su papel aquí y la verdad es que no me extraña. Está loca. Me encanta. Y tú te preguntarás: ¿qué tendrá que ver esto con los pájaros? Y yo te respondo: mira la peli y lo entenderás. A mí me han entrado muchas ganas de leerme la novela también.
Reconozco que el mail de hoy me ha quedado un poco laaaaargo, así que si has llegado hasta aquí, muchísimas gracias por leer 🧡. Y sino, también te lo agradezco, aunque no lo sabrás nunca, porque no habrás llegado hasta aquí. La vida es injusta a veces, qué le vamos a hacer.
Si mientras leías esto has pensado en alguien, envíaselo 🎁.
Y si te lo han enviado y te apetece suscribirte, este es el momento ❤️🔥.
¡Nos vemos en el próximo avistamiento!
Es muy fuerte que lo haya leído desde la cama y tú lo supieras desde ayer. Y oye, probablemente lo haga así todos los viernes porque me ha encantado. Ameno, divertido y curioso.
Da gusto leerte!!!!
P.D.: La ilustración es una auténtica pasada!!!!
👏👏🧡